Y llegó la noche esperada, esa que uno ansía, que extraña. Una noche sin luna, sin nubes, sin polvo. Sin contaminación de ningún tipo. Una noche ideal para salir campo ajuera a festejar con la prienda el gusto por conocer el firmamento. Y salimos. Salimos al patio. La pucha! Es que al parecer en el Club Tres Hermanos había festichola campera, esas que están buenísimas y que hay que concurrir aunque sea para saber de qué se trata. Y aunque el predio da para ambas actividades, siempre habrá una luz mala que te encandile y motive el rezongo, y como acá se trata de pasarla bien, resolvimos salir al patio, que no es lo mismo, pero tiene otras ventajas que ya se sabrá.
Para no andar a la deriva y salir con destino cierto, se me antojaron dos cosas. Una ver todo lo que pueda en Lupus (la constelación más cómoda por estas noches para ver desde el patio) y dos, probar que tal son las sugerencias de la guía o libro “Astronomía” de Ian Ridpath.
Sobre Lupus, el autor escribe: “El Lobo es una constelación austral ubicada en el extremo de La Vía Láctea, entre las figuras de Centauro y
Scorpio, mucho más conocidas. Lupus fue una de las 48 constelaciones descubiertas por los antiguos griegos, que la veían como un animal salvaje cazado por el Centauro” y a continuación sugiere una series de estrellas dobles y un cúmulo abierto para observar con telescopio y binocular.
Scorpio, mucho más conocidas. Lupus fue una de las 48 constelaciones descubiertas por los antiguos griegos, que la veían como un animal salvaje cazado por el Centauro” y a continuación sugiere una series de estrellas dobles y un cúmulo abierto para observar con telescopio y binocular.
¡Tooodos a bordoo! Y… zarpamos! Cero pasajeros, dos tripulantes (Marce y Yo), ningún polizón (eso creemos).
Como acá el tele vive listo, en unos minutos estamos observando, y claro, la vista y el telescopio necesitan un tiempo para adaptarse. Los ojos a la oscuridad y el tele a la temperatura exterior. Así que empezar con estrellas brillantes como es el caso, acorta los tiempos de espera. En realidad, no hay demoras. Se mete ojo de una y listo.
Siguiendo el orden del libro en su página 199 vimos:
Epsilon (ε) Lupi / SAO 225712 3.6 mg. A 60 aumentos, resuelve bien ambas estrellas de color blanco azulado.
Kappa (κ) Lupi / SAO 225525 3.9 mg. Mejor separación a partir de 74x. Ambas de color blanco azulado.
Mu (μ) Lupi / SAO 225638 4.3 mg: Primaria de 4.3mg y acompañante de 5.1 mg,
Xi (ξ) Lupi / SAO 242303 3.5 mg: Bien separada a bajos aumentos
Pi (π) Lupi / SAO 225456 4.7 mg: Compuesta por una estrella azul y otra blanca de 5ta magnitud.
Finalizando las indicaciones del texto vimos NGC 5822, un cúmulo abierto visible también con binocular con magnitud 6.5. Este se destaca sobre el fondo, aunque sus estrellas de magnitud 9 no lo hacen muy vistoso. Según las tipificaciones para cúmulos abiertos, es un II (Débil densificación centrar, resaltando sobre el fondo estelar), 1 (Estrellas con la misma magnitud aparente) y r (Rico, más de 100 estrellas).
Bien, con eso llegamos a destino, pero había que regresar a buen puerto, así que tomé la Pocket Sky Atlas, de Roger W. Sinnott, un atlas de bolsillo que sin pase mágico alguno lo pasamos a un anillado en hoja A4, impreso en blanco y negro que va bien con luz roja. Enseguida la guía marcó el nuevo rumbo. Nos envió directamente a H4690 (SAO 225062 5.4 m, muy cerca de Alfa Lupi, que reveló a 120x, una combinación amarillo-azul de un par de estrellas que fue lo mejor de la noche en lo que hace a binarias.
Supuestamente a esta altura de la travesía, tanto la vista como el telescopio están aclimatados a oscuridad y temperatura respectivamente. Para comprobarlo, nos dejamos guiar por la Pocket siempre por los dominios del Lobo. Nos llevó a NGC 5927 con magnitud 8, un globular que tiene como vecino a otro más débil, ya en la constelación de Norma. Si bien se lo encuentra, no es muy fácil de identificar con bajos aumentos. Hay que rondar los 120x para decir “lo encontré”. Tampoco es sencillo NGC 5986 a primera vista, pero una vez detectado, es cuestión de poner aumentos para auto convencerse que efectivamente es el globular buscado. El más fácil resultó 5824 para verlo, no tanto para encontrarlo, ya que la estrella visible más cercana está a unos tres pasos de buscador. Definitivamente fue el que más nos agradó. Según las notas tomadas a las apuradas, a bajos aumentos, recuerda a una planetaria y a 120x es cuando mejor destaca su intenso brillo central envuelto en una nube gris. No logramos resolver estrellas ni a 240x que es el máximo aumento del que disponemos. Será un objeto a ver cuando salgamos al campo.
También para el campo quedará la planetaria NGC 5882, con magnitud 9,4 es fácil de rastrear en la carta, pero muy difícil de identificar si no hay experiencia previa con este tipo de objetos. La dificultad máxima es que su pequeña forma redonda pasa por una estrella de poca magnitud. En nuestro caso, la exactitud de la alineación del buscador y el ojo un poco entrenado hizo posible el cometido. Ya centrada, aumentamos a 240x, donde dijimos ¡listo! ¡Objeto encontrado!
Fue un buen momento para decirnos “volvamos a casa”. Rápidamente entramos a puerto dando por terminada la navegación nocturna.
Eso fue un sábado en casa; ahora, mientras Independiente da cuenta de Godoy Cruz 3 x 0 sin que nadie sepa bien cómo, voy finalizando esta pasada en limpio de la bitácora del último viaje estelar.
Lugar: Patio Trasero
Cielo: Urbano. Normal. Sin Luna
Guía: “Astronomía” y “Pocket Sky Atlas”
Nave: Sky-Watcher 250/1200
Capitán y mal escritor: Sergio
Navegante y mejor correctora: Marce
Polizón: mmmm!
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