La Ruta y el Cielo

Me voy… en realidad… nos vamos. Son las ocho y media de la mañana. El móvil de Daniel tiene los cristales empañados, resabio de una noche de humedad. Eso no le impide transitar a ciegas por el desértico campo que la cosecha de soja abandonó no hace mucho tiempo. Al final del potrero, hace un alto frente a la 33. Esa ruta que según los lugareños está siempre así, llena de autos, camiones y hasta con una chata de un cretino, que al alba, se detuvo a robarse un par de pitufos naranja del organizador.
Cuando nos tocó el turno, subimos al camino y chau. Se terminó “a lo que vinimos”. 500 km nos esperan de las sorprendentes rutas argentinas para llegar a “House”, según indica Don Garmin o Juan GPS, u otro apelativo que salga según antojos del momento.



Por alguna razón, miré al lugar donde salimos, mientras ya estaba preparando la mateada rutera antes que el conductor amablemente lo exija. Ví allá, en el medio del campo que nos alojó la noche entera, a los telescopios que seguían acorralados por una cinta de “peligro”. Blancos, erguidos en sus tres patas, desafiando el frío viento del sur que se los quería llevar puestos. Entre ellos, sin compañía humana a la vista, se lo veía a Javier Burzacca, el hombre que a través de su BlackBerry se las ingenió, por causa de compu rota, para atraernos a muchos, a una fiesta de estrellas que como otras, también nos cautivó.

Él, solo al viento, nosotros, calentitos y con mate. Para nosotros, simplemente terminó la función, quién sabe cuando terminaría para él. Estaba solo y con todo por juntar, ordenar, limpiar. Al viento y con frío de aquellos. No me gustó lo que sentí. Me atacó la culpa de la comodidad.

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Justo antes de la salida del sol, me levanté. El sueño fue roto por el viento, que amenazaba con romper algo más. Campo afuera se veía aún el fuego encendido donde además de concentrar gente por los choriz, también se usó como punto de reunión y de sorteo. Me agradó que el suertudo que se llevó los bino 10x50, sea un flaco amable, alto, morocho y con algo que lo distingue del resto de los observadores. Siempre tiene colgado un binocular al cuello.
En la ruta unas luces se detuvieron por un instante. Al este, sobre el monte, tres puntos luminosos, pedían una foto ya. Busqué trípode, cámara y un lugar desde donde apuntar. Venus, Marte y mas abajo Júpiter quedaron en lo alto de la foto, abajo, el monte y los teles puestos para la concurrencia que ya hacia horas que marchó. Desde el mismo lugar me auto registre sonriente junto a un Daniel mal dormido, y Javier re contra cansado.
Luego, al reparo de la carpa confesión, el Javi, como le dicen sus amigos, terminó de enterarnos de cómo se organizó la Jornada Astronómica y reveló bronca por los conos que alguien se llevó. Entre nuestras preguntas y sus sinceras respuestas, me quedó claro que no habrá una 4ª jornada si este hombre no está metido en el asunto. Sorprendente su tenacidad para vencer obstáculos, incluido el clima, y llevar a cabo este tercer encuentro. Caigo en la cuenta que a tiro de honda, en Casilda, hay otro quijote como él. ¿Qué tendrá esta zona para hacer personas así? es una pregunta obvia que para sapo de otro pozo, no creo que haya respuesta.
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Estaba mirando no se qué cosa, cuando de reojo veo que Daniel desarmó su Celestron. Ante mi pregunta contestó “No doy más”. Y sí… según mis malas cuentas, debía llevar fácilmente 24 hs sin dormir. Es que mi amigo entró en turno a las 4 y salió a las 12 horas. 13: 15 me pasó a buscar y ya eran 3: 30 del otro día. Entre el laburo y el viajecito era para quitarle vista a cualquiera. ¿Quién aguanta semejante tirón? No me hice rogar. En 5 minutos ya estaba listo para meterme en bolsa y plic. Pero no. Antes, había que atender a un amigo que nos dio la astronomía. El otro Sergio, el de Casilda, Bigand y sucursales, recibió cómodamente instalado en la carpa escritorio, material didáctico que le trajo Daniel. Antes, este hombre, que está escribiendo una nueva manera de divulgar la astronomía en el sur de Santa Fé, nos había obsequiado su Guía Observacional “Ella es tan Linda…! Nº 5”. La prolija presentación esta referida en este número totalmente al tema Sol. Creo yo, que es un texto que cualquier maestra/o de escuela debiera obligadamente leer. Y para ser sincero, también yo, ja!
Antes que mi corta diplomacia se presentara reclamando “bueno, a volar que tengo sueño”, el Amigazo y su ladero, el fotero de Candela Celeste Sebastián Petrelli, con buen tino, se despidieron hasta la próxima vez. Ahora si… plic!
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Con el cielo que nunca llegó a estar de diez, comenzó en algún momento de la noche el tiempo de instalar telescopios y largar la observación. Al zumbido de los motores de uno y mis entredichos con la carta y buscador con el otro, fuimos caminando la noche. “A lo que vinimos” arrancó con Caja de Joyas y finalizó varias horas después con la nebulosa Trífida. En ese andar por los cielos desde la tierra vivimos cosas que variaron desde lo interesante a lo sorprendente, pasando por lo extraño, enriquecedor e indescifrable.
Interesante: Reencontrase y dialogar con la gente de Rafaela, Romina y José Martinengo,  y el hombre de los binoculares a cuesta, Gerardo Goytea
Enriquecedora: La conversación que mantuvimos con los amigos de Funes sobre cometas y el eclipse solar del año pasado.
Sorprendente: Ver a un Galarza emparejado con mi Dobson allá en Carina, como bailando un vals de enamorados.
Extraño: Fue ver mi sombra en el telescopio cuando se encendió el cielo por culpa de un meteoro a mis espaldas.
Indescifrable: El buscador punto rojo de Candela Celeste.

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En 10 estoy, decía el texto. Y en 10 estuvo Daniel listo para cargar mis bártulos. Cargar es todo un tema, ya que esta vez vamos a acampar al pie de los teles y uno de ellos se roba todo el asiento trasero. De alguna manera, lo imposible se hace posible. Nada queda afuera. El Symbol con menos de 10 000 km. se la banca y le hace lugar a todo. Y así, con los equipos de observar, matear y esta vez, acampar, nos largamos en lo que será, nuestro tercer viaje juntos. Enfilamos derecho para la 226, para luego tomar la 65, 188, 18 y un par más. Todas sorprendentes rutas argentinas que nos conducirán a Zavalla, Santa Fé. Si, sorprendentes rutas argentina. Es que la desidia estatal hace que a cada momento la ruta te sorprenda con un bache, deformaciones, rotondas indescifrables y hasta con carteles que anuncian vías de trenes que no existen. También habrá semáforos, lomos de burros, cruces a nivel que asustan y por último, donde sí hay vía, capaz que no hay cartel.

Luego de un bache, como un chiste, el DJ de ignota Fm nos largo por el parlanterio del renol, aquel tema del Rock Nacional: “jugo de tomate frío”. Mientras Javier Martinéz seguía con su “…en las venas tendrás que tener” A mi me caían fichas, antiguas fichas… ¿tercer viaje con Daniel? ¡Minga!. Sí a estos tipos ex-Manal lo vimos junto en el B.A. Rock del 82.
Al final del día, mientras la insoportable voz gallega del Doctor Mapa avisaba “100 y a la izquierda” vimos unos conos naranjas que indicaban exactamente el lugar para entrar al campo de la 3ª Jornada Astronómica “Zavalla al Cielo”. Al detener el auto, nos recibió un tal Javier…

Daniel: Celestron computarizado C8, conductor y tomador de mate
Sergio: Newton 250/1200, navegante y cebador
Más sobre Zaballa al Cielo en: Sagittario Blues y COCAdE

3 comments:

sagitarioblues said...

Sergio, excelente relato, muy bien pensado, a lo Memento, es decir de adelante para atrás. Te felicito, es un lujo. También me apasiona tu sensibilidad, las cosas en las que reparás. He tenido mucha suerte al coincidir en el lugar y en el tiempo contigo y con Dani. Son dos joyas más.
Un abrazo.
Sergio, el otro.

Anonymous said...

QUE BUEN RELATO...CONOCIENDO A LOS NOMBRADOS ME IMAGINO LA ESCENA...COMO USTEDES HAY POCOS...FELICITACIONES POR LA SALIDA ASTRONOMICA...

sagitarioblues said...

vamos, otro relato.. amigo¡¡¡ desentumece esos dedos¡¡¡ aprovecha que vino la ceniza¡¡ un abrazo¡¡¡
sergio